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¿Demasiada sensibilidad después del orgasmo? Cómo mantener el placer

Orgasmos múltiples pueden sonar como el objetivo final, pero para algunos, el camino se ve interrumpido por un problema muy común: el clítoris se "rinde" después de la primera ronda. Esa pequeña fuente de placer puede pasar de ser el centro de atención a un "ni se te ocurra tocarme" en segundos.


Esto no solo es frustrante, también puede dejar a ambas partes sin saber cómo seguir adelante. Pero la sensibilidad postorgásmica no tiene por qué poner fin a la experiencia. Con un poco de creatividad y el enfoque adecuado, es totalmente posible convertir este momento en algo igual de satisfactorio.


vulva

¿Por qué ocurre?


El clítoris es un superdotado sensorial: alberga miles de terminaciones nerviosas diseñadas para una sola cosa: un placer intenso. Pero después de un orgasmo, esos nervios se ponen en sobremarcha, transformando lo que era euforia en algo que puede sentirse como una sobreestimulación o incluso algo insoportable. Si a esto le sumamos el torrente de sangre que llega a la zona tras el orgasmo, incluso un toque ligero puede parecer demasiado.


¿Cuánto dura esta hipersensibilidad? Ese es el factor impredecible. Algunas mujeres están listas para más en cuestión de segundos, mientras que otras pueden necesitar varios minutos, o incluso más tiempo, antes de que el clítoris esté listo para volver a la acción. La clave no es luchar contra esta sensibilidad, sino encontrar formas de trabajar con ella, asegurándose de que el placer siga siendo el protagonista.


Dos técnicas para mantener el placer


Si la hipersensibilidad está interrumpiendo el momento, no significa que todo haya terminado. Hay formas de lograr orgasmos múltiples sin incomodidad, y aquí tienes dos técnicas que funcionan de maravilla para diferentes niveles de sensibilidad.


1. La técnica del toque suave


Piensa en esto como el arte de hacer menos. En lugar de retirar el contacto completamente después de su clímax, mantén un toque constante y sin movimiento. Sin presión, sin fricción, solo un contacto ligero para permitir que su cuerpo se estabilice.


Esto puede incluir:


  • Apoyar suavemente tu mano sobre su vulva.

  • Mantener tu pelvis ligeramente presionada contra la suya durante el sexo penetrativo.

  • Permanecer cerca sin sobrestimular, dejando que sus nervios se calmen mientras mantienes una conexión.


Una vez que haya tenido un momento para recuperarse, puedes reintroducir el movimiento lentamente, pero mantén los gestos suaves como una pluma. El objetivo no es apresurarse, sino dejar que su cuerpo marque el ritmo.


2. El enfoque de reinicio completo


Para clítoris que necesitan más tiempo para recuperarse, dale su espacio. Mientras su sensibilidad disminuye, concéntrate en otras zonas erógenas. Bésale el cuello, recorre su piel con tus manos o explora otras áreas que le generen placer.

Cuando esté lista, comienza con toques indirectos: las labias, los muslos internos o cualquier zona cercana al clítoris. Poco a poco, vuelve a enfocarte en el clítoris, manteniendo la presión ligera y priorizando siempre su comodidad.


Comunicación y comodidad después del orgasmo


Ninguna técnica funcionará sin una comunicación clara. Hablar abiertamente sobre lo que se siente bien—o lo que no—es fundamental. Cada cuerpo es diferente, y la única manera de descubrir qué funciona es a través de una conversación honesta.


Sin embargo, las palabras no son el único idioma aquí. Presta atención a su lenguaje corporal, su respiración y sus reacciones. Estas señales sutiles te guiarán, indicándote si está lista para más o si necesita un descanso.


Igualmente importante es crear un ambiente donde ella se sienta segura, apoyada y libre de cualquier presión. Cuando la confianza y la comodidad están presentes, el placer puede fluir de manera más natural y profunda.


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