Un Vistazo: Masturbación Masculina, Relaciones y Cómo Conversarlo
- JELQ2GROW
- 20 mar
- 14 Min. de lectura
La masturbación. Ahí está. Para muchos hombres, es la actividad no hablada más común, como una especie de club secreto de la sexualidad masculina (Regla #1: No hablar de ello). Aun así, la mayoría de los hombres lo hacen, o lo han hecho antes. De hecho, una encuesta reciente a nivel nacional concluyó que aproximadamente el 60% de los hombres se masturbó en el último mes, y menos de 1 de cada 10 nunca lo ha hecho. Así que, si eres un hombre con pulso, es muy probable que hayas tenido uno que otro encuentro “en solitario”. Pero cuando estás en una relación, esta práctica puede volverse un tema delicado. ¿Es normal masturbarse cuando tienes pareja? ¿Podría dañar tu relación? ¿Cómo rayos se lo mencionas a tu pareja sin morirte de vergüenza?

Tranquilo: vamos a examinar datos y mentiras, con ayuda de sexólogos, psicólogos y expertos en relaciones. Hablaremos de por qué los hombres se masturban (pista: porque se siente bien y es saludable), cómo puede afectar tu relación y cómo discutirlo con tu pareja como adultos (quizá algo nerviosos, pero adultos al fin). También añadiremos testimonios de hombres como tú. Así que, caballero, agarra tu coraje (y nada más, por ahora): es hora de tener una charla abierta, informativa y con un toque de humor sobre la masturbación.
Todos lo Hacen (Entonces, ¿Por Qué el Silencio?)
Empecemos con lo obvio: la masturbación es sumamente normal. Varios estudios confirman que la mayoría de los hombres—solteros, con pareja o casados—se masturban. Es prácticamente parte “estándar” del manual de operación masculino. “La evidencia indica que es un acto normal, saludable e incluso beneficioso, independientemente del estado de la relación”, señala un informe en Verywell Mind. En otras palabras, tener novia o esposa no significa perder el deseo de pasar un tiempo “a solas”. No es inusual que las personas en relaciones se masturben además de tener sexo con su pareja.
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¿Por qué, entonces, tanto silencio? Históricamente, la sociedad no ha sido precisamente relajada con el tema. (Dato curioso: Estados Unidos tuvo una Cirujana General, la Dra. Joycelyn Elders, que fue despedida en los 90 tras sugerir que enseñar sobre masturbación podría ser útil para la educación sexual. ¡Mencionar la masturbación le costó su puesto en la Casa Blanca!) Muchos crecimos con la idea de que es algo vergonzoso o “sucio”. Ya de adultos, está arraigado: hazlo en secreto y, definitivamente, no hables de ello—ni con amigos ni, mucho menos, con tu pareja.
El resultado: muchas parejas jamás lo discuten. Joe Kort, terapeuta sexual con más de 35 años de experiencia asegura que todavía le sorprende cuántas parejas, sobre todo heterosexuales, nunca tocan el tema. Se trata como un tabú, aunque ambos lo hagan en privado. “Si tienes pareja, ¡no deberías tener que masturbarte!” es un pensamiento frecuente, pero la realidad es que la mayoría de las personas en relaciones sí se masturban—y no siempre significa que algo vaya mal. Somos perfectamente capaces de disfrutar el sexo en pareja y con nosotros mismos, así que un poco de tiempo a solas no significa automáticamente un problema o una carencia.

Abandonar la vergüenza y el silencio es el primer paso, porque comprender esta normalidad puede ayudarte tanto a ti como a tu pareja a respirar aliviados: masturbarse no significa que algo vaya mal contigo o con tu relación. De hecho, puede formar parte de una vida sexual sana (más información a continuación).
Mito vs. Realidad: ¿La Masturbación Daña o Fortalece Tu Relación?
Llegamos a la gran pregunta: ¿La masturbación masculina perjudica la relación o no? Si tienes dudas, no estás solo. Muchos hombres (y mujeres) tienen percepciones equivocadas sobre lo que implica masturbarse cuando se está en pareja. Veamos algunos mitos comunes, aclarados con datos de los expertos:
Mito 1: “Si me masturbo, es que no amo o no encuentro atractiva a mi pareja.”Realidad: Falso. La masturbación complementa el sexo en pareja, no compite con él. Es normal que la gente en relaciones felices se masturbe por su cuenta—no quiere decir que tu pareja no sea lo bastante atractiva. A menudo, simplemente significa que tienes un deseo sexual personal, diferente de tus encuentros en pareja. “Querer masturbarte aunque estés casado no implica que haya nada mal contigo, tu pareja o tu vida sexual”, señala el artículo de Verywell Mind. Los hombres se masturban por muchas razones que no tienen nada que ver con la insatisfacción: reducir estrés, conciliar el sueño o por simple costumbre. Como dice un terapeuta sexual, la mayoría de la gente en relaciones sí se masturba y no necesariamente quita nada a la pareja. Uno puede amar mucho a su pareja y, aun así, disfrutar una sesión en solitario; no es excluyente.
Mito 2: “Si tienes pareja dispuesta, no necesitas masturbarte.”Realidad: Esta idea suele venir de la pareja, como: “¿Por qué harías eso si estoy yo?”. Pero desear masturbarte no es señal de que tu pareja te falla. Piensa en ello como si disfrutas mucho la pizza (sexo con tu pareja) pero a veces se te antoja comida china (masturbación). Amar la pizza no impide que quieras probar otra cosa de vez en cuando. El terapeuta sexual Dr. Lawrence Siegel llama a esto la analogía “pizza vs. comida china”: puedes adorar la pizza, pero en ocasiones deseas comida china, y eso no hace menos deliciosa a la pizza. La masturbación suele ser más práctica o rápida; el sexo en pareja requiere coordinación y energía.
Mito 3: “Si él se masturba, es porque está insatisfecho o aburrido en su vida sexual.”Realidad: No siempre. De hecho, algunas investigaciones apuntan a que, en muchos casos, es al revés. Una revisión sistemática de estudios encontró que los hombres que se masturban con más frecuencia suelen reportar menor satisfacción sexual con su pareja. Los expertos lo interpretan no como que la masturbación cause la insatisfacción, sino que los hombres podrían masturbarse más cuando no se sienten totalmente plenos (un patrón compensatorio). Dicho de otro modo: si no tienes tanto sexo como quisieras o hay problemas en el dormitorio, es más probable que recurras a la masturbación para llenar ese vacío. Es una señal, no una sentencia definitiva. Si notas que la masturbación está reemplazando tu vida sexual, tómalo como alarma. Podría haber estrés, diferencias de deseo o temas sin resolver en la relación. Por otra parte, muchos hombres satisfechos también se masturban con frecuencia; no están descontentos. Solo tienen apetitos adicionales. El contexto es todo.
Mito 4: “La masturbación es prácticamente engañar.” Realidad: A menos que fantasíes literalmente con una infidelidad (eso ya es otro tema), la masturbación no es engaño. No es una traición ni un sustituto de tu pareja, sino amor propio, no amor amor. La sexóloga Sadie Allison, enfatiza que la masturbación no reemplaza a la pareja; es una experiencia diferente. Muchos terapeutas incluso consideran que es más saludable verla como parte de tu repertorio sexual en vez de un tabú. Los problemas surgen solo si se practica de manera secreta que mine la confianza (más adelante hablaremos de ello) o si prometiste explícitamente no hacerlo y rompes esa promesa. De otro modo, suele ser comprensible y se asume como algo privado que casi todos hacen. Mientras no mientas o descuides a tu pareja, está a años luz de ser una infidelidad. (Consejo: el vibrador de tu pareja guardado en el cajón tampoco es “engaño”. Se rige por la misma lógica.)
Mito 5: “La masturbación arruinará nuestra vida sexual (ya no querrá sexo real o no rendirá).” Realidad: Masturbarte de forma moderada no arruinará tu libido ni tu desempeño. De hecho, como dijimos, puede impulsarlos. Tu pene no viene con un número finito de erecciones u orgasmos, como si fuera un bolígrafo que se queda sin tinta. A menos que te estés masturbando varias veces al día al punto de agotarte, lo más seguro es que aún desees sexo en pareja. Eso sí, si alguien se acostumbra demasiado a un método muy específico (ejem, agarre muy fuerte o cierto tipo de pornografía), podría costar trabajo excitarse de otra forma. Es como evitar entrenar siempre el mismo músculo para no fatigar. La solución es simple: mantener la variedad. También ayuda hablar con tu pareja: si sientes que tu técnica en solitario afecta tu intimidad en pareja, comenten maneras de variar o añadir estímulos. Pero en general, tranquila: una visita ocasional a tu “sesión en solitario” no va a destruir tu deseo por tu pareja de carne y hueso.
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Hablemos del elefante rosa en la habitación: la pornografía. Muchos hombres la usan al masturbarse, lo que puede generar otra capa de preocupación para la pareja. Podría sentirse insegura o herida al saber que ves a otras personas desnudas, o tal vez creas que el porno fija expectativas irreales. Podríamos escribir un artículo entero al respecto, pero brevemente: mientras no abuses, no seas adicto ni compares injustamente a tu pareja con actrices porno, suele estar bien. Aun así, es un tema delicado—si el porno forma parte de tu rutina, no omitas este detalle al hablar con tu pareja. Reitérale (si es cierto) que es solo un desfogue fantasioso, no significa desinterés. Sé abierto a sus límites (algunas parejas son muy tolerantes; otras ponen reglas como “no lo veas cuando yo esté en casa”). Lo importante es que, al igual que la masturbación, sea algo discutido con honestidad. Esto nos lleva a...
Sé Sincero: Cómo Hablar con Tu Pareja de Tu “Tiempo a Solas”
Vale, respira hondo. Ya sabes que la masturbación es normal y hasta positiva para ti y tu relación. Quieres ser abierto con tu pareja para que no sea un secreto incómodo. Pero ¿cómo inicias esa charla sin que sea extraño o cause un gran drama? Es cierto, puede sentirse como caminar desnudo por un campo minado. Lo bueno es que varios sexólogos y terapeutas dan consejos, y hemos resumido los más útiles.
Normaliza el Tema: Empieza dejando claro que la masturbación es parte natural de la vida. Menciónalo en el momento adecuado — por ejemplo, tras ver una escena en una película o leer un artículo (podrías compartir este). La idea es romper el hielo de forma casual. La sexóloga Dra. Jess O’Reilly sugiere empezar de manera amplia: “Cuando hables con tu pareja sobre el auto-placer, haz preguntas y mantente abierto a diferentes puntos de vista. Pregúntale qué disfruta o menciona qué te enseñaron a ti de pequeño sobre la masturbación, para iniciar la conversación”. Es decir, inicia con suavidad. Podrías decir: “Estaba leyendo un artículo curioso pero serio sobre lo común que es masturbarse aunque tengas pareja… ¿A ti te hablaron de eso en la escuela o en casa?”. Esto invita al diálogo en lugar de sentirlo como confesión/acusación.
Elige el Momento y el Ambiente: No lo sueltes en medio de una discusión o cuando estén ocupados o molestos. Busca un momento tranquilo y privado, cuando ambos estén relajados. Tal vez, acurrucados en el sofá un fin de semana, o después de cenar de forma relajada. Un toque de humor puede quitar tensión: algo como “Cariño, nunca hemos hablado de nuestros hábitos de ‘tiempo a solas’. Podría ser una charla divertida o rara, pero te prometo que no es nada malo”. Si lo presentas con actitud relajada, es más probable que tu pareja se mantenga en esa sintonía.
Recalca que No Sustituye a Tu Pareja: Esto es vital para evitar malentendidos. Si tu pareja sabe que te masturbas, quizá tema que prefieras el porno o tu mano en vez de ella. Dale tranquilidad al respecto. Como aconseja la sexóloga clínica Dra. Sadie Allison: “Sé abierto sobre cuándo y por qué te masturbas, y deja claro que no es una sustitución de tu pareja.”. Explícale que es algo personal, no porque ella no sea suficiente. Un ejemplo: “A veces me masturbo, pero es solo para relajarme o si no coinciden nuestros horarios; no significa que no disfrute contigo. Contigo es increíble. Esto es diferente.” Al escuchar eso, es menos probable que se sienta amenazada. Recuerda, “la masturbación no consiste en sustituir a la pareja”; si subrayas esa idea, previenes inseguridades.
Comparte Tu Perspectiva y Escucha la Suya: Explica tus motivos o frecuencia si te sientes cómodo. No necesitas dar cada detalle (“Hoy martes usé la mano izquierda…”), pero sí un panorama que desmitifique. Por ejemplo: “Sí, me masturbo de vez en cuando, quizá un par de veces a la semana, sobre todo cuando estoy estresado o no puedo dormir”. Al exponerlo con naturalidad, lo integras en tu rutina. Luego invítala a opinar: “¿Cómo te hace sentir? ¿Es raro hablar de esto?” o “¿Tú alguna vez… ya sabes… también te encargas sola de vez en cuando?”. Algunas parejas lo admitirán; muchas mujeres también lo hacen, aunque puedan sentirse igual de cohibidas para decirlo. Si tu pareja expresa inquietudes (“¿Entonces no te satisfago?” o “Me incomoda que veas porno”), abórdalas una por una, con calma y honestidad. Valida sus sentimientos: reconoce que entiendes por qué se preocupa y corrige ideas equivocadas (apóyate en la sección de “Mitos vs. Realidad” si necesitas). La meta es entenderse mutuamente, no culparse.
Hazlo Conversación, No Confesión: Mantén un tono colaborativo. Esto no es un tribunal para ti; tampoco es un interrogatorio sobre ella. Son dos personas que buscan integrar el auto-placer dentro de su dinámica. Tal vez discutan límites o acuerdos: ¿está bien que ambos se masturben sin contárselo cada vez? (La mayoría de las parejas diría que sí, no es necesario reportarlo como el clima. Pero algunos prefieren más transparencia si influye en su vida sexual). ¿Hay algo que molestaría a alguno? Por ejemplo, hay parejas a las que no les gusta que el otro se masturbe cuando justo el otro quería tener sexo y fue rechazado. Si ese es tu caso, pueden acordar un protocolo: “Oye, tengo ganas. ¿Te animas? Si no, pues me ocupo yo mismo.” Suena raro al principio, pero es considerado. Una terapeuta señala que las parejas deben “negociar qué está bien y qué no, y respetar esos límites”. Ser francos evita malos entendidos.
Incorpora y Tranquiliza a Tu Pareja: A menudo la conversación es el mayor obstáculo. Una vez que sale el tema y refuerzas que sí la consideras suficiente, la mayoría de las parejas se relaja. Muchos hasta agradecen tu honestidad y vulnerabilidad. “Algo que escucho con frecuencia es que las parejas a veces se sienten amenazadas cuando la otra persona prefiere masturbarse que tener sexo,” dice la Dra. Sadie Allison. “Es importante explicar lo diferentes que son ambos actos… y que la masturbación ofrece beneficios dignos de discutir. Sé abierto y asegúrate de que sepan que no es porque les falte algo.”. Recuérdaselo muchas veces. Incluso puedes invitarla a participar si a ambos les interesa. A lo mejor compartes fantasías o el tipo de erotismo que te excita—podría volverse un tema interesante para ambos. Algunas parejas ven porno juntas o se masturban mutuamente. Se trata de ampliar su vida íntima, no de guardar secretos sórdidos. Pero si ella no está interesada, también es válido. Lo esencial es que comprenda que tu rutina en solitario no es un rechazo hacia ella.
Aborda la Secrecía y la Culpa: Si lo has mantenido en secreto, reconócelo. Podrías decir: “Perdón por no mencionarlo antes; no sabía cómo hablarlo y no quiero que te sientas excluida.” El secreto puede dañar más que el acto en sí. Descubrir que lo hacías a escondidas puede hacer que tu pareja se sienta traicionada o poco valorada: “¿Qué más ocultas?”. De hecho, consejeros avisan que cuando una pareja descubre “a escondidas” al otro masturbándose, puede afectar la confianza. Así que ponerlo sobre la mesa puede reconstruir la confianza. Si alguna vez hiciste sentir a tu pareja insuficiente al ser evasivo, ahora es el momento de asegurarle lo contrario. Y si tú has cargado con culpa o vergüenza, díselo: “A veces me sentía culpable, como si hiciera algo malo, por eso lo ocultaba. Pero sé que es normal y no quiero secretos raros.” Esa honestidad puede desarmar tensiones.
Prepárate para Distintas Reacciones (y No Te Pongas a la Defensiva): Lo mejor sería que tu pareja se lo tome con calma y diga “¿Eso? Yo también de vez en cuando. No pasa nada.” Lo peor podría ser que se sienta herida o molesta al principio. Si pasa esto último, mantén la calma y la empatía. Tal vez reaccione así por inseguridad o ideas erróneas, no por mala intención. Recuerda que justo por eso querías hablarlo: para aclarar y tranquilizar. Si necesita tiempo para asimilarlo, dáselo. El simple hecho de que tú lo saques a la luz (en vez de que te “descubra”) ya mejora el tono de la charla. En general, la mayoría de las parejas acaban aceptando, cuando menos, que la masturbación y el amor en pareja pueden convivir.
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Considera Ayuda Profesional si Hace Falta: Si todo se complica — por ejemplo, tu pareja no puede superar un rechazo total o terminan discutiendo siempre—, tal vez consulten a un sexoterapeuta. “Trabajar con un terapeuta sexual puede ayudar a las parejas a dialogar con más apertura sobre sus necesidades sexuales, incluida la masturbación,” aconseja la Dra. Jennifer Litner.
A veces, un profesional externo normaliza el tema y media de manera que ambos se sientan comprendidos. No es exagerado; muchas parejas van al terapeuta por asuntos menos delicados. Piensa que podría bastar una o dos sesiones para un “entrenador de comunicación”.
Por último, cierra la conversación con amor. Agradece a tu pareja por escucharte. Quizá acuerden mantenerse abiertos al respecto. Incluso puede que sientan un gran alivio: ¡felicidades, acaban de enfrentarse a uno de los temas más incómodos con madurez y honestidad! Eso merece un aplauso (o quizá otro tipo de final feliz…).
Puntos Clave para Hombres
La Masturbación es Normal: Estar en pareja no anula tu deseo de intimidad contigo mismo. La mayoría de los hombres se masturban, estén solteros o no. No te alarmes ni lo veas como algo malo. Como dice un experto, puede formar parte de una vida sexual sana en una relación estable.
Aporta Beneficios: Te relaja, mejora el humor, sube la libido y te hace conocer mejor tu cuerpo. También puede funcionar como válvula de escape en la relación cuando hay diferencias de deseo, sin crear resentimiento. Bien manejada, la masturbación enriquece tu satisfacción sexual, en vez de restarle.
(Generalmente) No Amenaza a Tu Pareja: No es muestra de que falte amor o atracción. Dile a tu pareja que no busca reemplazarla, sino que es una experiencia distinta. Disipa mitos (no, no es engaño; sí, todavía la deseas). Con apertura y respeto, la masturbación y la relación pueden convivir en paz.
La Comunicación es Clave: Los secretos generan inseguridad. Si tu pareja está a oscuras y descubre tus costumbres, es más probable que se lastime la confianza. Ten la charla, preferiblemente antes de que ocurra un “¡te pillé!”. Hazlo con empatía y sencillez. Usa el humor si es tu estilo, pero sé sincero. Recalca que quieres compartirlo para cuidar la relación.

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Escucha Sus Inquietudes: Quizá necesite seguridad, o tenga límites sobre el porno, etc. Tal vez le dé lo mismo. Pero si no, recuerda que hablar de este tema puede tocar emociones profundas. Escucha, tranquiliza y corrijan juntos las ideas equivocadas. A veces, solo el hecho de entender por qué algo la molesta (ej. “temo que no te atraiga”) te ayuda a resolverlo con un “Me atraes muchísimo, no dudes de eso”.
Encuentren lo que Funcione: No hay reglas universales. Algunas parejas son abiertas al 100%; otras prefieren privacidad con respeto mutuo. Lo importante es que ustedes acuerden lo que los haga sentir cómodos y que nadie se sienta rechazado. Eso puede requerir ciertos límites o, simplemente, aceptar “sí, lo hacemos y no pasa nada.” Establezcan su propia norma.
Equilibrio: Si notas que prefieres mil veces la masturbación a tener sexo con tu pareja, o ella se queja de que ya no buscas intimidad real, revisa la situación. Es una señal de que algo anda mal en el equilibrio. La masturbación debería complementar tu vida sexual, no sustituirla. Y si llega a interferir gravemente en tu rutina o tu relación (si mientes, si faltas a obligaciones o tienes disfunción eréctil por abuso), tal vez necesites apoyo profesional. Son casos poco comunes, pero pueden suceder.
Mensaje Final: No tienes que elegir entre una relación feliz y una vida sexual a solas saludable. Con un poco de honestidad y entendimiento, puedes tener ambas. La masturbación en hombres es algo natural y, en muchos sentidos, beneficioso. El truco es la comunicación y la perspectiva. Al normalizar el tema y compartirlo abiertamente con tu pareja, eliminas el poder de la culpa, la vergüenza o los celos para crear problemas. En su lugar, pueden reírse de que, bueno, los humanos somos seres sexuales con nuestras manías y necesidades, y todo está bien.
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Así que adelante, caballero, y maneja lo tuyo—tanto en la cama con tu pareja como en esos momentos privados—con confianza y transparencia. Por incómodo que parezca al principio, muchas parejas coinciden en que el tema se vuelve más fácil con el tiempo y vale la pena. Al final, es simplemente otro aspecto de la intimidad. Y quién sabe, estas charlas podrían llevarlos a experimentar cosas nuevas y emocionantes en su vida sexual. ¡Que lo disfrutes!
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